El estilo de Mona di Orio desafÍa todo lo establecido revolucionando de principio a fin cualquier nota.
Dicen que está todo hecho en perfumeria pero cualquiera que sepa un poco de matemática combinatoria sabrá que las posibilidades son infinitas. Y de Orio renueva y va más allá de las posibilidades que podriamos apreciar en principio.
Mona di Orio estudia los contrastes y domina los esfumatos. Es una virtuosa de ello. Sus composiciones parecen no dejar ningún matiz sin trabajar. Ambre me recuerda a los grabados de Durero por su precisión y rigor, por su capacidad de recrear texturas y detalles.
De apertura quizas algo oscura, claramente cálida y dulce, un tanto seca, se abre hacia lo hondo, resultando a la vez luminosa y profunda, abriendo caminos nuevos en una espiral de amable relajación con un ligero punto de sofisticación exótica,
Ambre es entrar en un espacio turbulento, un caos que se pone en orden, alegre y limpio. Pronto se organiza en un conjunto armonioso, en el que delicadamente asoman unos acentos de regaliz y anís, con una nota de clavo, sin que se pueda apreciar la más mínima desarmonía. Un aire polvoriento recorre la fragancia de principio a fin, en el que las notas florales de ylang-ylang se unen al cedro, que le da una profundidad oleosa, y al ámbar más exquisito dando un resultado dulce y embriagadoramente encantador, de una sensualidad refinada, que lleva hacia un ambiente balsámico, con un ligero punto de sofisticacion exotica en un movimiento de notas continuo, creando una cadencia perfecta.