A Isabella d’Este le gustaba más ser llamada perfecta perfumista que cualquier otro título.
Tuvo la suerte de contar en su corte con las figuras destacadas del Renacimiento y su lema personal, nec spect, nec temu, invita a pensar en una personalidad fuerte y perseverante.
Mantuvo una copiosa correspondencia, más de 30.000 cartas entre escritas y recibidas. Algunas de ellas dirigidas a Leonardo reclamándole un retrato de ella. Estudios recientes sugieren la posibilidad de que este cuadro que Isabella pedía insistentemente a da Vinci sea la Mona Lisa, Madonna Isabella.
Las mujeres de las clases altas en el Renacimiento recibían la misma educación que los hombres y muchas de ellas destacaron por su inteligencia y amor al conocimiento. Algunas recibieron el piropo: «tiene una inteligencia masculina» o «mujer de ánimo viril», pero sus nombres son apenas recordados y sus obras quedan diluidas por el paso del tiempo. Sin embargo en el caso de Isabella d’Este llegó a gobernar como regente de su marido y hijo con gran habilidad diplomática especialmente cuando su marido fue prisionero de la República de Venecia. Este hecho, que trasciende de lo doméstico a lo público, es decisivo para poder tener información en cantidad suficiente para conocer al personaje.
Coleccionista de esculturas romanas, piedras preciosas, camafeos, cerámicas, medallas, monedas, bronces, instrumentos astronómicos y libros, objetos traídos de todas partes de Europa por sus agentes y personalmente en sus viajes hasta conformar una impresionante colección expuesta en el Palacio Ducal. Colección que se conoce al detalle por haberse realizado un inventario, a su muerte, ricamente decorado, en el que consta hasta el lugar donde estaban ubicadas las piezas. Tocaba varios instrumentos musicales con los que musicaba poesías. Por su corte pasaron figuras como Baltasar de Castiglione, Ariosto, autor de Orlando Furioso, texto con el que más tarde Vivaldi compondría una ópera, en la que hay la preciosa aria Sol da te. Mantegna, pintor de la corte de Mantua durante 20 años, Tizziano, Correggio, Perugino, Rafael, Pietro Bembo, Policiano, Guillermo Hebreo de Pessaro, Luca Pacioli. Fue amiga de los Médicis Guiulano y Lorenzo el Magnífico.
Vitoria Colonna, Verónica Gambara, Cecilia Gallerani, Giulia Gonzaga, fueron algunas de las mujeres de las que se rodeó. Diseñaba vestidos y hacia espiar a otras nobles de la época, entre ellas a su hermana Beatrix y su cuñada Lucrecia Borgia, en una carrera desenfrenada por ser la mujer mejor vestida de la época. Ante la muerte de su madre dejo de lado el dolor y mantuvo el deseo de llevar un luto excepcionalmente lujoso y original. Su pasión por los perfumes le llevo a elaborarlos ella misma, ofreciéndolos como regalo a sus familiares y amigos. Fue la Señora de Renacimiento, inteligente, culta y refinada. No tuvo la suerte de tener en su corte de manera permanente a Leonardo da Vinci, suerte que si tuvo su hermana Beatrix quien disfruto de su compañía durante su vida de casada. Pocos años antes Leonardo había mejorado el alambique y a las hermanas d’Este les encantaban los perfumes. Que cada uno haga sus conjeturas.
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Una mujer sumamente inteligente con una espléndida y perfumada vida, rodeada de belleza.
Gracias por compartir.
Hasta pronto.
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