“¿ Quiere que le cuente un secreto? Siempre pongo un poco de vetiver en mis creaciones.” En tono confidencial, acercándose al interlocutor y bajando el tono de voz, Mona di Orio hizo esta confesión durante una entrevista con motivo de la presentación de las nuevas fragancias de la colección Les Nombres d’Or. Esto es un secreto a medias que di Orio, con su fuerte personalidad y elegante presencia, consiguió darle la apariencia de desvelar un misterio de su oficio. Muchos perfumes llevan vetiver en su composición, y ella lo sabe perfectamente. No sólo es un aroma en sí, si no que tiene propiedades fijativas, además de enlentecer la evaporación. Y si a ésto le sumamos que ayuda a mezclar y diluir otros ingredientes, que es perfectamente soluble en alcohol, lo convierte en una materia de primera elección, ya que no puede ser sustituido por ningún producto de síntesis, sencillamente porque no lo hay.
Su aroma ahumado, amaderado y ambarino con toques herbáceos resulta dulce y evoca ambientes húmedos, verdes y tropicales. El aceite esencial se extrae por destilación de las raíces cuando estas alcanzan del año a dos años de vida. Este aceite no mantiene su olor estable, a pesar de ser un fijativo, evolucionando a tonos más oscuros y resinosos.
Uno de los aceites esenciales de vetiver más preciados del mundo es el de Haití por su alto contenido en vetivenol, la isla Reunión y Brasil. También se cultiva en la India, de donde es originario, e Indonesia( Java).
Con este material básico y tradicional Mona di Orio crea su Vétyver, que en mi opinion es un reflejo de lo que es su modo de hacer. Ese trabajo minucioso en el que desgrana todas las facetas del material tocando todos sus registros, en el que destaca el claro-oscuro mostrando todo el volumen, algo mas que el despliegue de toda la gama de un color en su paleta, como el dibujo preciosista en el que no se escamotea ningún detalle. Sus perfumes adquieren tres dimensiones. Alcanzan grandes cotas de profundidad.
El pomelo de Argentina da una salida fuertemente cítrica y un punto amarga, en oposición al dulzor especiado de la nuez moscada y del jengibre azul de Madagascar. Esta salida, rápidamente se ve axfixiada por la poderosa presencia del vetiver, que va a dominar a partir de ese momento toda la evolución. En él se aprecia claramente el patchouli y el labdanum, así como un rumor a limpio que le da el almizcle. Pero este perfume es sobretodo una sobredosis de vetiver.
Estoy aprendiendo contigo y te estoy siguiendo. Quiero decirte que tienes un Blog, diferente, esclarecedor, y con esencia.
Hasta pronto.
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Stella, gracias por tus palabras.
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