Química y arte en Lipstik Rose

«Desde hace 50 años la cosmética pierde el perfume en sus productos y sólo Avon fue la que se mantuvo contra la tendencia a nivel mundial. El resultado fue una devaluación de la marca en esta linea.» Con esta explicación tan sencilla y contundente zanja Ángels, una buena informadora a la que consulto con frecuencia, mi pregunta acerca de que ha pasado con las barras de labios que ya no huelen como recuerdo que olían en mi infancia.
Muchos recordamos el olor de los polvos compactos que solían guardarse en polveras recargables y el inconfundible y atractivo el olor de las barras de labios. No sólo perdieron su perfume sino también una larga lista de productos nocivos para la salud, a pesar de que las generaciones de mediados del siglo pasado que lo usaron abundantemente han sido longevas, entre ellos zinc, un fuerte fijador, plomo, evidentemente tóxico, y algunos pigmentos y medios, ceras y aceites, de origen animal, vegetal o mineral, estos últimos son artificiales derivados del petroleo. Desde la antiguedad hasta hoy las mujeres hemos arriesgado mucho con el objeto de conservar la juventud, parecer más bellas y sanas. No lo hemos hecho solas, por poner solo un ejemplo Francisco de Goya pintaba con las mismas pinturas que usaba en sus cuadros los rostros de algunas mujeres, como el albayalde, plomo, y aunque todo es cuestión de dosis prefiero utilizar cosas más inocuas.

Ralf Schwieger, creó Lipstick Rose tratando de recrear este olor, para la colección de Editions de Parfums de Frederic Malle, obteniendo un perfume que tiene la fuerza de catapultarnos, a quienes los conocimos cuando teníamos pocos años y accedíamos a cosas de adultos, a los agradables recuerdos de niñas y niños.

En la salida las violetas y las rosas en menor medida, forman un acorde ligeramente empolvado. Es la parte que evoca más a las barras de labios perfumadas, que junto a la suavidad del olor de las frutas del bosque, a caramelos de violeta y golosinas, no en la linea de Piruleta de Fiesta o caramelo fácil, sino estudiadas a conciencia. El perfume, bastante lineal, lleva entre almizcles y vainilla a una fase de la evaporación- ahora menos llamativa, el poder de evocación pierde fuerza- que se mantiene estable y resultando tanto o más atractiva que la salida, aportan un aire aterciopelado, de una calidez entrañable, apreciándose especialmente la calidad del perfume. El vetiver y el ámbar contribuyen a ello consiguiendo una textura licorosa. Como en tantos perfumes finalmente la vainilla parece recoger pequeñas muestras de algunos componentes que han participado en la obra, un poco de rosa atalcada resalta ahora, para desvaneciéndose invitar a repetir la experiencia.

Lipstick Rose cuesta un poco de apreciar sino se insiste en él. Pasa con muchas obras buenas de cualquier disciplina artística. A más miradas, más afición se le coge a la obra. En cada contacto se descubren cosas nuevas y la pasión por ellas aumenta con el tiempo. Pero este tipo de obras tienen algo en común. Aunque en el primer contacto no se aprecien en todo su valor hay algo que hace que uno sienta ganas de volver a dedicarles su atención. Como si nuestra intuición estuviera susurrandonos: vuelve, vuelve a probar…
Desde el primer «ufff!», ¿ qué es esto? hasta disfrutarlo, incluso necesitarlo, hay un camino muy agradable por recorrer.

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2 respuestas a Química y arte en Lipstik Rose

  1. pilar dijo:

    la ultima frase describe exactamente mi impresión, la primera vez que lo probé me asustó. Después le he ido encontrando la violeta, la rosa, el efecto empolvado, y me parece super femenino. Estoy por lanzarme a comprarlo, me frena que disfruto mucho con nahema de guerlain, y me gustaria probar la versión en extracto

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