Donna Trussardi fue creada en 2o11 por  Nathalie Lorson. Nacida en Grasse es hija de un químico que trabajó en la industria de la perfumería y es autora de perfumes tan sobresalientes como Encre Noire de Lalique.
Donna Eau de Parfum se abre con cítricos afrutados como yuzu y limón de Amalfi, variedad cultivada en el sur de la costa de Italia. Los frutos son de gran tamaño, muy aromáticos, no especialmente ácidos. Su corteza de color amarillo un poco claro y con protuberancias, de donde se extraen los aceites esenciales, tiene un grosor mediano. Con ellos se elabora el licor Limoncello.
Todos estos componentes de la salida en la fase media hacen destacar de entre las flores blancas el azar, acompañado por jazmín y loto. Todo ello en un conjunto tan rico que durante algún momento pensé que llevaba algo de ámbar gris, pues la variedad de matices, desde los familiares y conocidos olores cítricos, que le dan una gran luminosidad, hasta en el conjunto de maderas del fondo, pachouli, sándalo y cedro más la vainilla, parece adivinarse entre ellos algo más. Producto de la habilidad compositiva y un exhaustivo conocimiento de la química de los perfumes de Nathalie Lorson consigue en esta fórmula aparentemente sencilla un efecto sedoso, ligeramente cremoso y arterciopelado, que evoluciona en un ritmo lento, suave y calmoso, como el atardecer en verano, cuando el sol declina más lentamente, la experiencia de su perfume me remite al color de algunos cuadros de Matisse.
Pasadas estas impresiones el perfume acabará en tonos limpios y amaderados. Es entonces cuando el pachuli, el sándalo, la vainilla y especialmente del cedro, en un ambiente intimista el perfume va difuminándose.

Hay otra Donna de Trussardi, obra de Françoise Caron también descendiente de una saga de perfumistas, creado en 1993. La de Nathalie Lorson no es una continuación ni un perfume que homenajee al anterior.