Rouge Hermès, cuando menos es más

Rouge de Hermés fue creado en 2.000 por Akiko Kamei, la más misteriosa de las perfumistas pues aparte de su nombre y obras, Parfum d’Hermès en 1.984 o Rouge Hermès Eau Delicate en 2002, desconozco cualquier dato de su biografía.

Rouge es una rosa con ylang-ylang y una gran presencia de resinas y maderas. Es una composición compleja y con muchos matices sin elementos superfluos. No es una rosa barroca, es un poco afrutada y floral, de una frescura contenida ya que la presencia de la mirra perfila, al limite de lo que podría llegar a ser pesadamente opulento sin ella, una impresión de calma, vibrante emoción y llena de sugerente sutilidad.

Es un perfume bastante lineal en el que durante la evaporación no se producen grandes cambios. La rosa damascena está en una proporción alta dentro de la composición por lo que resulta ligeramente aterciopelada con un pequeño toque frutal y dulce, muy sedosa. El ylang-ylang le da suavidad y la hace abrirse, como expandiéndose, y adquirir volumen. Un recuerdo de iris refuerza esta imagen y le añade una sensación ligeramente polvorienta. Muy equilibrado entre lo que tienen de oleoso la rosa y el sándalo sumado a el dulzor cálido y ligero de la mirra más la limpieza ambarina del cedro, componen un perfume que parece ser la obra de madurez de la perfumista.

Si clasificásemos los perfumes comparándolos con los movimientos artísticos de las Bellas Artes este sería un virtuoso ejercicio minimalista en el que cada elemento es menos para ser más. A  medida que avanza la evaporación se dulcifica todo un poco por la presencia de la mirra, Rouge resulta equilibrado elegantemente en un conjunto abstracto de especias y cierto dulzor que acentúa la vainilla. Oscuro y amaderado, diferente y desconocido, no es un perfume que destaque por haberse usado masivamente. Tras si deja mucho sillage, usado con continuidad impregna el ambiente. El labdanum redondea las notas resinosas en una evocación al ámbar gris más exquisito. No sé si en la actualidad estamos preparados para el ámbar gris porque lo que consumimos como ámbar gris es en realidad Ambroxan o más aun el Cetalox, que es un olor muy aséptico y suave, a mi modo de ver, sin demasiado caracter en si mismo, sí muy útil para conseguir efectos según con que se combine. De Akiko Kamei se conocen pocas obras, lo cual no quiere decir que no este tras algunas tan notables como Rouge o Le 3eme Homme de Caron.

 

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Myrrh Casati, Melanie Leroux para Mona di Orio

Llegó el momento. Las puertas y las ventanas se han de volver a abrir cuando el lado más cruel de la naturaleza arranca de nuestras vidas a aquellos a quien amamos. Nuestro planeta sigue girando y en el universo se suceden cambios que provocan vértigo con una indiferencia asombrosa al sentir humano. Y del dolor y de la pena nace lo nuevo que volverá a poner una sonrisa en nuestro rostro. Agotadas las obras acabadas personalmente por Mona di Orio, Rose Étoile de Hollande y Eau Absolute y publicado Violette Fumée que creó para uso esclusivo del cofundador de la Maisonn Jeroen Oude Sogtoen, Myrrh Casati es el último lanzamiento en forma de una nueva linea: Monogram Collection. Melanie Leroux ha sido la elegida para tomar el relevo en esta ocasión.

Los sustantivos se convierten en adjetivos con solo generalizarse en su significación. Un individuo se transforma en clase luego que a su significado se agrega la idea de cualidad o cantidad. Esto es lo que ha sucedido con el estilo o la manera de trabajar de Mona di Orio, y hoy podemos hablar de algo que es monaesco, adjetivo que define una manera de componer perfumes basándose en:

-la habilidad para expresar conceptos como luz, claro-oscuro, brillo, profundidad y volumen en una interpretación extremadamente sensible de la experiencia olfativa.

-inspiración en el arte, a veces el arte  bebe en el arte, lo monaesco aporta una visión poco convencional y renovada. La estructura compositiva se simplifica sin perder complejidad.

-abundante uso de materiales naturales y de excelente calidad mezclados con productos sintéticos, en los que también hay muchas calidades, obteniendo perfumes ricos en matices, creando un lenguaje amplio de gran expresividad.

Entrada reeditada en Diciembre de 2016

Myrrh Casati es un  perfume contemporáneo. No veo en él una evocación a la antigua perfumería. Tampoco es necesario para crear una gran obra o una buena obra.
Puede que lo que yo califico como contemporáneo sea debido al acorde que se obtiene al mezclar el cardamomo y la regaliz con el azafrán.
Siento en la salida una nota jabonosa cuya intensidad irá en aumento hasta llegar a un punto a partir del cual comenzará a declinar, manteniéndose hasta el final de la evolución y que aporta una impresión límpida y transparente que evoca a ciertos artículos de aseo personal de principios del siglo pasado, sólo que ahora lo hace con una nitidez casi mística.
Según las notas oficiales el perfume contiene bayas rojas de Perú, que desconozco, y pimienta rosa. Junto con el cardamomo crean un conjunto que parece una degradación de color pasando por todos los tonos lo cual llena de grados de luz la fase de salida de la fragancia, de lo luminoso a lo oscuro, en forma de una pincelada firme y segura, y sólo ya con este inicio nos propone el estilo de la Maison, de lo monaesco. Toques de azafrán y de licor redondean esta salida. El azafrán mantendrá su olor aséptico y limpio hasta el final de la evolución. El olor del azafrán de mejor calidad recuerda al heno, tiene toques de miel y yo lo interpreto como un olor seco. Por eso y salvando las distancias, hay algo en Myrrh Casati que me recuerda a Heno de Pravia, jabón que a pesar de ser un producto popular no dejaba de ser un buen producto cuando se comercializaba en una época en la que la química aun no había sustituido completamente a las materias primas naturales.
El eje de Myrrh Casati, como yo lo percibo, es el azafrán y la mirra. La mirra aparece al poco rato, intensamente ceremonial, evoca cierto olor a iglesia, sin el olor a cera que tengo guardado en la memoria asociada a los templos cuando estos dos elementos, mirra y cera, eran habituales. Unos acentos algo anisados y licorosos dan un pequeño giro a la evolución. El incienso da una tonalidad más solemne a la mirra privándole de los aspectos mas dulzones de esta. Tras estos cambios destacados el perfume se estabiliza, quedando una impresión balsámica, en la que las especias van perdiendo relevancia. En definitiva, un recuerdo de hierba fresca que junto a las resinas y la madera de guaiac, que tiene un aspecto ligeramente cremoso, crea una sensación de limpieza y transparencia sobre la piel.
También creo que hay algo de lavanda aunque no consta en las notas oficiales.
El grupo de maderas que acompañan esta composición son un pequeño apoyo sobre el cual brillan y lucen el azafrán y la mirra. Melanie Leroux hace con este perfume una gran contribución a la Maison Mona di Orio.

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24 Faubourg y la Cartuja de Valldemosa

Llegué a la Cartuja de Valldemosa en Mallorca un día de primavera. Era temprano y  los naranjos estaban en flor, los almendros desarrollando su fruta, los cipreses aun con rocío y frescos, rosas, hiniesta, jara de olor, lentisco, tomillo, romero, lavanda. Olor de las viejas maderas y el polvo todavía húmedo sobre las piedras. Olor a papel antiguo, a pergamino y a piano viejo.  La Cartuja tiene su encanto y mucha leyenda pero lo que más me gustó fueron los olores.
Este Eau de Parfum creado por Maurice Roucel en 1995 para Hermès es una fragancia floral-ámbar que por su opulencia y rotundidad evoca a los perfumes antiguos. Pero es solo eso, un pequeño recuerdo, porque rápidamente uno se da cuenta de que está ante algo bastante más ligero pero con una fuerza expresiva enorme sin ser su estética retro. Es de estos perfumes difíciles de situar cronológicamente. A pesar de tener notas melosas resulta etéreo.

En la salida, acompañado de un suave aroma cítrico, la flor de naranjo se muestra en todo su esplendor con su expresiva personalidad cautivadora, acentuada por cierto amargor y un punto brillante. Azahar y tonos verdes. El melocotón, siempre reproducido por moléculas sintéticas, hace de puente entre las dulces flores blancas, azahar mas algo de jazmín, se expanden con una densidad sedosa y envolvente.

El jacinto y la flor de tiaré, que le aporta una cremosidad que suaviza el efecto carnal de la flor de azahar,  más el lirio, un aire dulce menos inocente y meloso del que caracteriza a la flor del naranjo y que a la vez que le da una cierta transparencia que mantendrá hasta el final, suaviza la intensa densidad de  las flores blancas, manteniendo la vigorosa fuerza de la salida. El perfume no decae, sigue teniendo una presencia rutilante.
Al final la nota de ámbar se hace más presente,  parece haber andado de puntillas en toda la evolución aportando al perfume una elegante serenidad, calidez y sensualidad etérea frente al acorde mas carnal de la flor de naranjo. Sándalo, pachoulí de tonos almizclados, vainilla y ámbar gris- este en la proporción y en la calidad que tolero bien. Una nota de cuero refinada y suave pone el sello de la marca. No hay Hermès sin cuero.

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Ninfeo Mio, la hesperia del este

Este perfume creado por Isabelle Doyen, tiene el sello de la marca de Annick Goutal . Se caracteriza por la delicadeza, la cuidada composición y una presencia correcta de sensibilidad exquisita. Para la creación de este perfume, a partir de una idea del Jardín de las Hespérides, situados por los historiadores clásicos en las penínsulas Itálica, Ibérica y Norte de África,  Isabelle Doyen acabó por encontrar la «pieza» que le faltaba tras la visita a un romántico jardín romano, el Jardín de la Ninfa. Experiencia que, los que hemos trabajado en cualquier faceta del arte, hemos vivido. Tenemos parte de una obra muy avanzada y no acabamos de ver la salida hasta que en el momento menos pensado aparece aquello que nos permite finalizarla.

En las notas altas domina lo verde, petitgrain o naranjo amargo, y gálbano, una nota herbal fuerte, y sobre todo los cítricos, en una gama muy variada; limón, lima y bergamota, ácido-dulce, ácido-astringente y ácido-fresco respectivamente, en la cual ya se intuye la nota de coco en una medida que, sin dominar, no está por encima de las demás notas, dándole una textura de dulzura glaseada. Esta salida de una manera suave se mantendrá hasta el final de la evolución en una discreta persistencia. Es el Hedione que, además de redondear la composición, aporta la nota de higo que le da una gran calidez.

Al llegar a las notas medias se desarrollan más las variedades verdes, desde la lavanda, que reforzará las notas cítricas de la lima y la naranja amarga, hierbas aromáticas y algo de olor a huerto, a tomateras,  más la resina de lentisco, recuerda el olor de bosque mediterráneo en verano musgo seco. Cumarina, de tonos ligeramente almendrados, que añaden efecto lactónico a Ninfeo Mio. Hojas de parra y de limonero. Todo construye un acorde verde notablemente creativo, de efecto húmedo, fresco y balsámico.
En la fase final, una original madera de limón, del olor que resulta de quemar una ramita de madera de limonero como si fuera incienso,  y pino mediterráneo, que junto al coco, que ya se adivinaba al inicio completa el ciclo de la evolución en un constante efecto lactónico, por las notas frutales y lechosas del Hedione. Algunos almizcles suavizan el conjunto reforzando el efecto glaseado.
Cítricos sobre cítricos, verdes sobre verdes, lechosos sobre lechosos. Notas que refuerzan otras notas con lo que el resultado final es un perfume aparentemente lineal pero lleno de matices para descubrir. Como un jardín.

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Nuit Noire, mientras llega el amanecer

Una de las cosas que espero de un perfume es que sea sensual, invite a soñar y despierte el pensamiento poético. Que sea sencillo, en apariencia, porque lo complejo haya sido manejado habilmente. También los prefiero cuando son «a la manera clásica». Y ese es el estilo de Mona di Orio que amaba los perfumes antiguos, especialmente los de Guerlain. Nuit Noire cumple con creces lo que pido.

Este perfume con el que di Orio homenajeó a Serge Lutens, otro genio de la perfumería que trabajó junto al perfumista Christopher Sheldrake, es en la salida cítrico y verde, delicado y fresco,  flor de azahar, con su graciosa y sensual alegría, que ya anuncia el efecto mantecoso del nardo, y cardamomo- picante, cítrico, entre mentolado y anisado- cuya adición sugiere recuerdos de civeta, con lo que se obtiene un aire animal, al ya de por si indolico y carnoso olor de las flores blancas de la familia de las rutáceas, de las que se extrae la angostura, ingrediente de algunos cockteles de champagne. El jengibre acentua más este punto carnal, llegando en algún momento a ser demasiado animal, especialmente bajo el efecto del calor.
Al suavizarse la salida lo cítrico y verde, fresco y delicado, está más definido y lo indolico se hace más evidente con un matiz aterciopelado. En este caso el efecto polvo tantas veces utilizado por di Orio, típico de sus perfumes, no está presente. Lo verde se esconde y lo carnal, que no ha mostrado toda su fuerza aun, se mantiene en un plano profundo equilibrando lo cítrico. Sigue siendo fresco pero empiezan a aparecer notas que dan una intensidad más densa.
En la fase media hace su presencia el nardo, flor nocturna, desarrollándose con realismo, cuando al anochecer empieza a dejar ir su aroma que ha estado preparando todo el día. Lactónico y cremoso. Dulce, carnal, embriagador y narcotizante. En Nuit Noire muestra también el rasgo más oscuro con una pesadez sorda y opulenta. Una interpretación naturalista y real de la flor en las que los acordes se producen al entrar en contacto con las especias con las que interactuarán creando un bucle, ¿ de sensualidad?

El incienso, no dominante, le da una profundidad no grave, suntuosidad y elegancia. El perfume evoluciona hacia una fase en la que los indoles se hacen notar más, llegando, a mi entender, al límite de lo posible  al nardo, nítido y muy limpio ahora, fundiendose sobre la piel. Se mantendrá el indol siempre en el fondo de la fragancia, efecto que corrobora una vez mas el gran dominio de la composición y de los materiales que tenía Mona di Orio.

La combinación de las notas de fondo, sándalo, que acentuará más aun ciertos aspectos del nardo, clavo, olor que percibo tras doce horas de la aplicación, cedro, ámbar, cuero, almizcle y haba tonka son una prueba más de la maestría en el oficio de di Orio. Están tan compactadas que cuesta encontrar los componentes por separado. Esto es producto de haber trabajado durante años con E. Roudnitska. El contacto con el maestro en el taller da al aprendizaje una dimensión espectacular porque se produce la transmisión del conocimiento de manera integral producto de compartir momentos de complicidad y comunión entre maestro-alumno cuando se trabaja codo con codo. Nuit Noire es como el resultado de haber trabajado sobre un standar de jazz, en este caso el nardo, del cual cada uno puede hacer su improvisación  y mostrar su escuela y capacidad creativa, permitiéndole destacar lo que este dispuesto a apreciar y a sacar de él, dando lo mejor de uno mismo.

Me gustaría ser más objetiva, tratar de ser más objetiva, pero me he enamorado de este perfume y ya se sabe, el amor, además de ciego, es libre.

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Violette Fumée, caligrafía olfativa

A veces en el primer contacto con un perfume ya sabemos que se trata de una gran obra de arte. Este es el caso de Violette Fumée. Se puede pensar que esto es debido a que, con la experiencia adquirida probando y probando composiciones, uno ya olfatea de entrada lo que es grande o muy grande de lo que no lo es. Puede ser.

Yo no voy a olvidar nunca en que lugar, a que hora y la sensación que tuve en la primera inhalación de Violette Fumée. Excelente, pensé, entre la satisfacción y un deje de melancolia- la muerte de Mona di Orio no me resulta fácil de aceptar. Volví a aspirar suavemente la fragancia. Maravilloso, y me sentí muy afortunada por poder disfrutar de ella.
Violette Fumée es, de alguna manera pero no exactamente, un perfume creado por encargo y para uso personal. Mona di Orio lo preparó para Jeroen Oude Sogtoen, su socio en la firma.

Al contrario de otras obras, en las que trabajó obedeciendo únicamente los dictados de su creatividad y conocimiento, esta fue un trabajo en el que la participación de Sogtoen fue importante y constante durante los dos años que empleó para su elaboración. La elección de las notas y ciertos efectos, basándose en los gustos y los recuerdos de su socio, dio por resultando en el conjunto de su obra, que es muy homogénea, una pieza que se desmarca del resto.

No me da la impresión de un perfume masculino o femenino, creo que está por encima de esta distinción.

Se inicia con lavanda, que le da un aspecto muy limpio y verde, y una suave bergamota, un punto cítrico pero no dominante. Por el fondo de esta salida se intuye un vago olor a humo algo denso y a salvia, y quízas tomillo. Pronto el aspecto verde de las violetas se va volviendo más intenso y aterciopelado, mostrando toda su suavidad y dulzura. Lo verde, el recuerdo a la hierba silvestre, una impresión de diáfana transparencia que caracteriza a esta nota, se vuelve más floral. Mona di Orio siempre representa el terciopelo en su calidad más sedosa y trabaja muy bien las texturas. Es frecuente en sus composiciones una nota polvorienta y en éste también está presente.

Los efectos ahumados, madera de gaiac, y azafrán cobran presencia con cierta sequedad un poco ácida, mientras se define la rosa de Damasco que realza la violeta, con la que comparte quimicamente algunas moléculas, y una nota ligeramente vinosa. Sí, violeta y rosa, humo, textura, siempre textura en los perfumes de di Orio. El cashmeran, un almizcle sintético, le da esta calidad de textura y profundidad. En este perfume en concreto vamos a encontrar siempre el matiz sobre la nota. Dando un paso más. Como en la regularidad de una caligrafía hayamos un trazo que nos muestra un detalle más, que descubre escondido en una curva una presión más leve dibujando un grosor menor o mayor, música en la linea.
En este momento el perfume parece una caricia. No hay disonancias, todo está en perfecta armonía. Lo ahumado se intensifica aumentando su presencia y parece entrar en un pequeño juego de fuerzas con las flores pero nada gana, ni nada pierde. Forman un conjunto de fuerzas equilibradas. Es cálido, sensual, entrañable. Es pura habilidad química.

El opoponax es una variedad de la mirra, más dulce, que casa muy bien con los notas de ante y tabaco, presentes en la composición, redondeando el conjunto, creando un acorde balsámico.
Los perfumes, como los sabores, como ciertas imágenes o músicas, pueden llevarnos a paisajes olvidados, a hacer un viaje hacia atrás.
A mi Violette Fumée me ha llevado a recordar como percibia ciertos olores cuando era una niña. A la visión que tenia de mi padre durante ciertos años de mi infancia. Y es que hay algo en él que me recuerda a mi padre.

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Musc de Mona di Orio, laberinto de contradicciones

Musc de Mona di Orio es una fragancia de una fuerza casi opresiva. Esta fue mi primera impresión cuando conocí la Maison. Demasiado fuerte, axfisiante. Incapaz de distinguir nada en él, en mi primera prueba en una perfumería, intuí que la densidad e intensidad de este perfume merecía una atención más sosegada. Aún no había salido a la venta Rose Etoile d’Hollande y yo andaba tras un perfume de Mona que llevase mucha rosa en su composición.

Así que, un poco decepcionada por esa experiencia, fui a por otros perfumes de su linea y me enamoré de Tuberouse. A veces comprender ciertas obras lleva un tiempo, pero cuando se intuye que hay algo bueno en ellas merecen el esfuerzo de acercarse tranquilamente, sin prejuicios, para interpretarlas en toda su dimensión.

Superada esta impresión inicial, ahora en mi memoria Musc está debidamente ordenado y entendido. Aprecio en él una calidez dulce y sensual y cierto aire melancólico.

Mona di Orio siempre trabaja sacando el lado más animal de algunas notas pero esta vez se abstiene de hacerlo, el almizcle ya es una nota muy animal, que puede llegar a resultar sucio. Es un aroma complejo y contradictorio que según como se trabaje puede ser delicado y sutil. En este caso es almizcle que recuerda el olor de la piel. Actualmente sólo se utiliza almizcle sintético para evitar el sacrificio de animales. Hay muchas moléculas sintéticas diferentes y, unos mas y otros menos, todos somos anósmicos a algunas de ellas, problema que resuelven los fabricantes poniendo diferentes tipos de éstas en las composiciones.

Musc se inicia con néroli, aceite esencial de las flores de una variedad italiana del naranjo amargo, con lo cual la salida resulta alegre, y algunas especias, quizás pimienta, más algo herbáceo, en la que la presencia de la angélica le da un toque polvoriento y junto al heliotropo, que es el que va a dominar la composición, consigue esta salida tan impactante que recuerda la corpórea presencia de los antiguos perfumes franceses. Puede que ahí este el juego de Mona di Orio ya que el aroma del heliotropo es parecido al almizcle. El heliotropo es originario Perú, de sus raíces secas se obtiene el aceite esencial; es un olor balsámico, con matices verdes y picantes. Un poco afrutado, cítrico y amargo, algunos recuerdos de frutos secos con un ligero acento de coco y miel, el heliotropo da a Musc un aspecto muy balsámico que es lo que hace que tenga esta impresión tan acogedora.

Es el perfume más lineal de di Orio, o el que yo percibo con un desarrollo más uniforme sí bien al final del secado, cuando ya han desaparecido los olores que anuncian las notas oficiales, a mi modo de ver queda una deliciosa nota de clavo. ¡ Y me encanta!

Según consta en la lista de componentes en el embalaje Musc contiene Cinnamyl alcohol, responsable de la impronta polvorienta y balsámica. Y Musc es así, polvoriento, balsámico, verde, con flores, rosa entre las demás, mucho heliotropo, más polvo y más balsámico, dando así el resultado envolvente y laberíntico, un perfume en el que perderse como en el deseo y en el amor.

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Chanel Nº 19, el perfume de Adela

Las fragancias de Chanel sobreviven bien al paso del tiempo. Y es que hay algo eterno y intemporal en el arte que hace que obras antiguas, incluso obras antiguas hechas sin intención artística, sean absolutamente actuales. Así sucede con Chanel Nº 19, por él que el tiempo parece no pasar.
Es un perfume verde, seco, poderosamente astringente en el que las flores están al servicio de lo verde y por contraste lo realzan, en absoluto frio aunque capaz de establecer una barrera, un aviso: te dejo llegar hasta aquí. Curiosamente este verdor astringente está envuelto por flores, ¿ cómo es esto posible? Sí, ya sé, es una cuestión de cantidad, de proporciones. Pero no es tan sencillo hacerlo. Entonces… ¿ es una obra de ingeniería? ¿ Puede ser una obra de ingeniería arte? ¿ Dónde está el límite?
Cuando fue creado en 1970 por Henri Robert llevaba en su formula gálbano de Irán. Diez años después la guerra impidió que se pudiera importar este componente, con lo cual tuvo que ser sustituido sinteticamente.
El gálbano, especiado y verde, otra vez verde pues es el rasgo más característico de Nº 19, le aporta calidez y sensualidad. El gálbano es un fijativo, como el vetiver, también presente en este perfume, por lo que podéis imaginar la permanencia que tiene.
El nerolí, cítrico, la bergamota de rasgos amargos y el jacinto fresco y profundo junto al dominante gálbano, abren el perfume con una salida potente que nos hace ser conscientes de la fuerte personalidad ante la que nos encontramos. Luego viene la fase media, ricamente floral. Rosas, orris, carísimo aceite esencial extraído de las raíces de iris en el que hay que invertir varios años para su obtención, jazmín, narciso, muguet y ylang-ylang. En esta fase del perfume sigue persistiendo la impresión verde pero si se ahonda un poco en la exploración se aprecia una rosa vibrante y bella.
Las notas de fondo, almizcles, sándalo, musgo de roble, cedro y una particular nota de cuero llevan a la parte final de la evolución en la que este componente reafirma el fuerte carácter de esta fragancia, hecha como el último homenaje que recibió en vida Coco Chanel.

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Vétyver de Mona di Orio, secreto, misterio y oficio

“¿ Quiere que le cuente un secreto? Siempre pongo un poco de vetiver en mis creaciones.” En tono confidencial, acercándose al interlocutor y bajando el tono de voz, Mona di Orio hizo esta confesión durante una entrevista con motivo de la presentación de las nuevas fragancias de la colección Les Nombres d’Or. Esto es un secreto a medias que di Orio, con su fuerte personalidad y elegante presencia, consiguió darle la apariencia de desvelar un misterio de su oficio. Muchos perfumes llevan vetiver en su composición, y ella lo sabe perfectamente. No sólo es un aroma en sí, si no que tiene propiedades fijativas, además de enlentecer la evaporación. Y si a ésto le sumamos que ayuda a mezclar y diluir otros ingredientes, que es perfectamente soluble en alcohol, lo convierte en una materia de primera elección, ya que no puede ser sustituido por ningún producto de síntesis, sencillamente porque no lo hay.

Su aroma ahumado, amaderado y ambarino con toques herbáceos resulta dulce y evoca ambientes húmedos, verdes y tropicales. El aceite esencial se extrae por destilación de las raíces cuando estas alcanzan del año a dos años de vida. Este aceite no mantiene su olor estable, a pesar de ser un fijativo, evolucionando a tonos más oscuros y resinosos.
Uno de los aceites esenciales de vetiver más preciados del mundo es el de Haití por su alto contenido en vetivenol, la isla Reunión y Brasil. También se cultiva en la India, de donde es originario, e Indonesia( Java).

Con este material básico y tradicional Mona di Orio crea su Vétyver, que en mi opinion es un reflejo de lo que es su modo de hacer. Ese trabajo minucioso en el que desgrana todas las facetas del material tocando todos sus registros, en el que destaca el claro-oscuro mostrando todo el volumen, algo mas que el despliegue de toda la gama de un color en su paleta, como el dibujo preciosista en el que no se escamotea ningún detalle. Sus perfumes adquieren tres dimensiones. Alcanzan grandes cotas de profundidad.

El pomelo de Argentina da una salida fuertemente cítrica y un punto amarga, en oposición al dulzor especiado de la nuez moscada y del jengibre azul de Madagascar. Esta salida, rápidamente se ve axfixiada por la poderosa presencia del vetiver, que va a dominar a partir de ese momento toda la evolución. En él se aprecia claramente el patchouli y el labdanum, así como un rumor a limpio que le da el almizcle. Pero este perfume es sobretodo una sobredosis de vetiver.

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Isabella d’Este, Perfecta Perfumista antes que Marquesa de Mantua

A Isabella d’Este le gustaba más ser llamada perfecta perfumista que cualquier otro título.
Tuvo la suerte de contar en su corte con las figuras destacadas del Renacimiento y su lema personal, nec spect, nec temu, invita a pensar en una personalidad fuerte y perseverante.
Mantuvo una copiosa correspondencia, más de 30.000 cartas entre escritas y recibidas. Algunas de ellas dirigidas a Leonardo reclamándole un retrato de ella. Estudios recientes sugieren la posibilidad de que este cuadro que Isabella pedía insistentemente a da Vinci sea la Mona Lisa, Madonna Isabella.
Las mujeres de las clases altas en el Renacimiento recibían la misma educación que los hombres y muchas de ellas destacaron por su inteligencia y amor al conocimiento. Algunas recibieron el piropo: «tiene una inteligencia masculina» o «mujer de ánimo viril», pero sus nombres son apenas recordados y sus obras quedan diluidas por el paso del tiempo. Sin embargo en el caso de Isabella d’Este llegó a gobernar como regente de su marido y hijo con gran habilidad diplomática especialmente cuando su marido fue prisionero de la República de Venecia. Este hecho, que trasciende de lo doméstico a lo público, es decisivo para poder tener información en cantidad suficiente para conocer al personaje.
Coleccionista de esculturas romanas, piedras preciosas, camafeos, cerámicas, medallas, monedas, bronces, instrumentos astronómicos y libros, objetos traídos de todas partes de Europa por sus agentes y personalmente en sus viajes hasta conformar una impresionante colección expuesta en el Palacio Ducal. Colección que se conoce al detalle por haberse realizado un inventario, a su muerte, ricamente decorado, en el que consta hasta el lugar donde estaban ubicadas las piezas. Tocaba varios instrumentos musicales con los que musicaba poesías. Por su corte pasaron figuras como Baltasar de Castiglione, Ariosto, autor de Orlando Furioso, texto con el que más tarde Vivaldi compondría una ópera, en la que hay la preciosa aria Sol da te. Mantegna, pintor de la corte de Mantua durante 20 años, Tizziano, Correggio, Perugino, Rafael, Pietro Bembo, Policiano, Guillermo Hebreo de Pessaro, Luca Pacioli. Fue amiga de los Médicis Guiulano y Lorenzo el Magnífico.
Vitoria Colonna, Verónica Gambara, Cecilia Gallerani, Giulia Gonzaga, fueron algunas de las mujeres de las que se rodeó. Diseñaba vestidos y hacia espiar a otras nobles de la época, entre ellas a su hermana Beatrix y su cuñada Lucrecia Borgia, en una carrera desenfrenada por ser la mujer mejor vestida de la época. Ante la muerte de su madre dejo de lado el dolor y mantuvo el deseo de llevar un luto excepcionalmente lujoso y original. Su pasión por los perfumes le llevo a elaborarlos ella misma, ofreciéndolos como regalo a sus familiares y amigos. Fue la Señora de Renacimiento, inteligente, culta y refinada. No tuvo la suerte de tener en su corte de manera permanente a Leonardo da Vinci, suerte que si tuvo su hermana Beatrix quien disfruto de su compañía durante su vida de casada. Pocos años antes Leonardo había mejorado el alambique y a las hermanas d’Este les encantaban los perfumes. Que cada uno haga sus conjeturas.

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