Un paseo Entre Naranjos, Ramón Monegal

En Sevilla hay viejas casas y palacios en las que no faltan los jardines. Jardines y patios, con sus cruces y sus pozos. Fuentes con aguas que acompasan el tiempo. Aguas calmas en las que se refleja el azul del cielo. Fuentes con musgos de color esmeralda, verdes bellísimos, gamas de verdes luminosos, oscuros y claros entre destellos de chispeante luz. Huertos con sus albercas cubiertos de más musgos pintados con los verdes más bellos. Caminos marcados con cipreses donde resuenan los pasos que buscan zonas umbrías y frescas, donde la vegetación aporta confortabilidad y descanso. Suelos de mármol o de grava. Caminos que llevan a los naranjos alineados en el jardín.  Limoneros y melocotoneros cerca del huerto y un poco más allá otra hilera de cipreses marca un hito mudo para mí. ¿Todo ésto en un perfume?

Entre Naranjos( 2011) es un Eau de Parfum creado por Ramón Monegal para obsequiar a sus amigos y invitados en una fiesta de aniversario. Más tarde fue comercializado y según el autor este perfume es el que dio origen a su proyecto como perfumista independiente.

Tras unos momentos en el que una sensación de humedad y ligeramente polvorienta atraviesa el perfume, este se abre en un abanico de cítricos entre los que destacan las notas más cítricas del Neroli junto a las amargas del petit grain. También el olor de las naranjas maduras, la cáscara, las hojas y la madera de las ramas, estas dan un punto amaderado y profundo al acorde que se compone con las notas dulces, ligeras y un poco melosas del absoluto de las flores de azahar. Un ligero rastro verde acompaña al conjunto sin ser lo que destaca. Sí ha destacado algo más durante algún momento una fuerte impresión oleosa, como un efecto de aceite esencial.
Cuando se suaviza la salida el acorde  ámbar, brillante y luminoso, en el que todavía tiene gran relevancia el conjunto cítrico y floral del inicio, mientras ese suave punto verde se alejando, y lo que era un halo amaderado va tomando forma, se revela una sensación de calma, de luz de campo cuando el día se alarga y el tiempo parece dilatarse. Lo que era un poco amaderado va volviéndose más leñoso. El pachuli, muy suave, junto a las notas ambaradas redondea la fase final de este perfume, en el que todas las notas se van apagando suavemente y la vainilla marca el final de la evolución.

 

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